El Espíritu Santo es fundamental para la iluminación espiritual. Es quien nos permite comprender las verdades divinas que de otro modo serían ininteligibles. Actúa en el corazón abriendo nuestra mente y nuestro espíritu para discernir la voluntad de Dios, la verdad detrás de las enseñanzas bíblicas y la presencia de lo sagrado en lo cotidiano. Sin esta acción del Espíritu, muchas realidades de la fe permanecerían como conceptos abstractos o incomprensibles.
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