Edificacion

jueves, 1 de abril de 2010

COMO OTORGAR RECOMPENSAS


Cualquiera que os de un vaso de agua en mi nombre, porque sois de Cristo, de cierto os digo que jamás perderá su recompensa.
Marcos 9:41

Determinar quien será recompensado  y hasta qué punto es una de las mayores alegrías del liderazgo y, a la vez, una de las tareas más difíciles. Si uno lo hace bien, con discernimiento, puede ser una de las armas más poderosas y efectivas del arsenal del liderazgo. Si uno lo hace mal, aun con la mejor de las intensiones, puede ser causa de la consternación, perturbación y desunión. La fase “alto riesgo, alta recompensas” alta recompensa podría usarse para describir el proceso de determinar las recompensas y adjudicar compensaciones. Afortunadamente, Jesús es un abundante recurso de ayuda y discernimiento para el líder que tiene recompensas para dar, y todos las tienen.
Quizá lo primero que hay que aprender acerca de todos los tipos de recompensas es cuan importantes son. Ningún líder se puede dar el lujo de restarles importancia. El líder inteligente las considerara en espíritu de oración.
Lo segundo que tenemos que comprender es que el dinero, aunque por lo general es la recompensa más importante con que cuenta el líder que no le comprende se encuentra en desventaja al tratar de cuestiones de compensaciones en su organización. Es claro que las recompensas monetarias no tuvieron nada que ver con el liderazgo terrenal de Jesús. El recompensaba a sus discípulos de otras manera: con dedicarles tiempo, con experiencia singulares, con grandes enseñanzas, con privilegio de gobernar junto a él en el reino, con relaciones fraternales para reemplazar con las que habían perdido, con compartir con él su gloria venidera, con un conocimiento intimo de Dios y con el regalo final de la vida eterna. Algunas de sus recompensas eran inmediatas, mientras que muchas otras fueron otorgados a lo largo del tiempo; y la recompensa mas grandes de todas no en esta vida terrenal sino en la venidera. Jesús ofreció a sus seguidores muchas recompensas que valían muchísimo más que el costo con su compromiso con él.
La vida y el liderazgo de Jesús nos enseñan otra profunda lección sobre recompensas directamente puestas a la filosofía común del mundo. Vista superficialmente, parece ingenua y contra producente. Al examinarla más detenidamente, tiene sentido y debería ser la base del sistema de recompensas de cada líder: La filosofía del mundo dice que para tener más ganancias, a la gente se le debe pagar lo menos posible. Sus proponentes preguntan: ¿”Cuanto es lo mínimo que debemos darle a esta persona y todavía conservarla y motivarla?” Jesús nos enseña a preguntar justamente lo opuesto:” ¿Cuánto es lo mas que podemos darle a esta persona y ser buenos mayordomos de los recursos y ver que la empresa triunfe como debe?” Basar nuestro sistema de compensaciones en la sabiduría de Jesús es lo mas practico y provechoso que podemos hacer. Cuanto es lo más, no cuanto es lo menos, debe ser el método básico para determinar las compensaciones. Jesús también nos enseña que un sistema estático de compensaciones nunca será el mejor. A algunos líderes les gustaría reducir todas las cuestiones a una formula rígida. Aunque es posible valerse de escalas salariales, porcentajes de ganancias y otras normas objetivas, el líder sabio sabrá que no existe sistema, por más detallado o elaborado que sea, que pueda dar respuesta a todos los interrogantes sobre compensaciones. Lo repetimos, una de las razones es que las recompensas no son todas financieras o medibles en término de dinero.
Aun en lo que concierne al dinero, Jesús nos enseña que el líder debe tener libertad en cuanto a cómo pagarlo. Después de cumplir su obligación de pagar lo que dijo que pagaría, el inteligente retendrá suficiente libertad como para decidir en qué formas de compensaciones serán distribuidas a fin de lograr un máximo aprovechamiento. Recuerde, las recompensas se dan no solo por esfuerzos pasados, sino también para motivar y energizar con miras a un éxito futuro.
El líder tiene que aprender que las recompensas a su disposición son siempre limitadas. Esto significa que no puede darle a una persona o a un grupo sin quitarle a otra persona o grupo. Esto hace que todas las cuestiones relativas a compensaciones sean más difíciles y requieran a un liderazgo cuidadoso y efectivo.
Aun el líder cuyos fondos para compensaciones consiste de recompensas no monetarias necesita comprenderlo. Solo un alumno sobresaliente puede recibir el premio. La atención dada a una persona en clase de escuela dominical es atención no disponible para los demás. El tiempo que no dispone para otros. El líder que lo entiende y hace lo mejor que puede dentro de esta realidad, logra el mayor éxito y lo logra con mayor ecuanimidad.
Jesús les enseña a los lideres que “ser justo”, del modo como el mundo lo entiende, no es un concepto totalmente practico al otorgar compensaciones. En un sentido muy real, el vino para quitar las “recompensas justas”. Ofrece misericordia en un lugar de justicia. Aun en nuestras pequeñas obligaciones de compensación humana, necesitamos ir mas allá de la medida estrictamente justa. Como una parábola de los obreros que recibieron el mismo pago, Jesús nos enseña que lo que puede padecer “justo” quiso no sea lo correcto ni lo mejor lo que a compensación se refiere.
En la medida que podamos, necesitamos mirar las compensaciones sobre una base individual a través de una de liderazgo que nos ayude a ver el liderazgo que nos ayude a ver qué es lo mejor para una persona y para la empresa. Esto no es fácil, pero los mejores lideres no se circunscriben a la aplicación de una simple formula.
Tal como lo dijo Jesús y tal como lo enseño en su parábola, el líder ha de tener la capacidad de  explicar en qué criterio se basa en otorgar las compensaciones en forma que lo hace. Cuando surge la pregunta inevitable, tiene que saber usted que es especificar el porqué. Puede ser su respuesta no satisfaga a su locutor, pero tiene que ser honesta, directa y defendible en términos del mayor beneficio para la empresa y para las personas involucradas.
Quienes no puedan aceptar el criterio utilizado quizá se vayan. Esto está bien y es de esperar: No es razón para cambiar el mejor sistema de compensaciones que han sido adoptado reflexivamente en espíritu y oración.
Resulta también instructivo el que Jesús aquí claramente enseñe que ninguna acción dejara de tener su recompensa. Aun un gesto tan pequeño como dar un vaso de agua fría será notado por el señor. Un gesto tan “trivial” puede padecer insignificante según las normas del mundo, pero parecer insignificante segun las normas del mundo, pero indica la base de lo que significa ser un siervo. A veces el líder comete el error de solo compensar los grandes logros, el conseguir excelentes clientes, la concreción de grandes logros, el conseguir excelentes clientes, la concrecion de importantes negocios y cosas así. Pero en tal sistema solo las superestrellas reciben recompensas. El líder sabio encontrara maneras de recompensar también a los empleados que “ofrecen un vaso de agua”.
Recompensar a aquellos a quienes lideramos es una responsabilidad y un privilegio muy complejos, Jesús es el mejor ejemplo al cual para recibir dirección.

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