Edificacion

viernes, 21 de mayo de 2010

EL MINISTRO: SU PODER Y AUTORIDAD ESPIRITUAL


Jesús: Cabeza De La Iglesia
La Cabeza de la Iglesia es el Señor Jesucristo. La autoridad de la Iglesia viene de su Cabeza. Jesús dijo que toda autoridad, en el cielo y en la tierra, le había sido dada. (lea Mateo 28:18).

Note de los siguientes pasajes de la Escritura, cómo el poder y la autoridad divina de Cristo están relacionadas con la presencia del Espíritu Santo “sobre” Él:

“Y el Espíritu del Señor descansará sobre Él. El Espíritu de sabiduría, de comprensión, de consejo, de poder, de conocimiento y temor de Dios. Su deleite será obedecer al Señor. No juzgará por lo que vea y oiga, sino por lo que es justo y correcto. Defenderá a los pobres y a los desvalidos” (Is 11:2-4).

“Mira a mi Siervo, al que yo sostengo. Es mi Elegido y en Él me deleito. He puesto Mi Espíritu sobre Él. Traerá justicia y verdad a las naciones… Llevará la justicia a todos los que han recibido mal” (Is 42:1, 3).

“El Espíritu del Señor está sobre Mí. Me ha ungido y llamado para llevar las buenas nuevas a los pobres y a los que padecen mal. Me ha enviado a consolar a los que tienen el corazón quebrantado; a liberar a los que están heridos; a abrir los ojos de los ciegos… Porque Yo, el Señor, amo la justicia” (Is 61:1, 8).


“Y el Espíritu Santo descendió sobre Él… Entonces Jesús volvió a Galilea lleno del Espíritu Santo y bajo Su poder… Y la gente se quedó sorprendida ante su enseñanza porque Su palabra era con autoridad y poder… Con esa autoridad y poder dijo a los espíritus inmundos que salieran – y salían” (Lc 3:22; 4:1, 14, 36).

El Espíritu Santo, en los versículos anteriores y en los posteriores, es representado como una túnica o manto regio sobre Jesús. Fue “envuelto en” (vestido con) poder y autoridad.

2. Vestidos Con Poder De Lo Alto
Lucas 24:49, es una maravillosa promesa para usted y para mí: “Y he aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros: mas vosotros asentad en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de potencia de lo alto”

El “hombro” en el versículo de la Escritura que aparece abajo, se refiere a la responsabilidad y autoridad divina, el derecho y la capacidad (autoridad y poder) para gobernar: “Y el gobierno estará sobre Su hombro… Su gobierno de paz aumentará y no terminará nunca” (Is 9:6, 7).

“Y Yo lo vestiré con tu túnica y fijaré tu cinturón en torno de Él. Daré tu autoridad y gobierno real en Su mano. Y la llave [gobierno] de la casa de David descansará sobre Su hombro… Sí, colocarán sobre Él honor y todo el peso del deber real para la casa de su padre” (Is 22:21, 22, 24).

Fue esta clase de gloria, honor y poder, lo que les fue dado a Adán y Eva en la creación. Habían sido creados a la imagen de Dios y “vestidos” con autoridad divina. Deberían gobernar sobre toda la tierra bajo la inmediata dirección de Dios.

Sin embargo, cuando cayeron en el pecado, perdieron sus “túnicas reales” de justicia recta. Satanás se apoderó de su derecho a gobernar y reinó sobre el mundo hasta que Jesús vino.

En la cruz fue privado de su poder y llevado a la derrota. Cristo fue el vencedor y reconquistó el derecho de reinar sobre el mundo que le había sido dado al hombre, devolviéndoselo de nuevo (Lea Hebreos 2:14, 15).

Jesús fijó firmemente esta verdad en las mentes de Sus discípulos con estas palabras: “Todo poder y autoridad en el cielo y en la tierra Me ha sido dado… Como el Padre Me ha enviado, así os envío Yo… En verdad, Yo os enviaré la promesa de Mi Padre sobre vosotros. Así que, esperad en Jerusalén hasta que seáis vestidos con poder desde lo alto… Porque todos vosotros recibiréis poder después que el Espíritu Santo venga sobre vosotros” (Mt 28:18; Jn 20:21; Lc 24:49; Hch 1:8).

3. Bajo Autoridad
Por la palabra del Señor y el poder de Su Espíritu se nos ha dado autoridad sobre los espíritus malos e incluso sobre el mismo diablo (Lea Lucas 10:19). Santiago explica claramente esta verdad en su epístola: “Someteos a Dios. Resistid al diablo y huirá de vosotros” (Stg 4:7).

La palabra “someterse” en la lengua griega del Nuevo Testamento, es un término militar. Significa “estar en filas bajo”: colocarse bajo la autoridad de un oficial de rango superior. Aquellos que están en autoridad deben colocarse bajo autoridad.

Cuando nos colocamos “bajo” la autoridad, esa autoridad viene “sobre” nosotros. Hablamos y actuamos en el poder de esa autoridad, no en la nuestra.

La misma verdad se aplica a la autoridad espiritual. Cuando nos colocamos bajo la autoridad de Jesús, Su autoridad viene sobre nosotros. Cuando hablamos Sus palabras y obedecemos Sus órdenes, el poder de Su Espíritu respalda nuestras acciones. Estamos hablando y actuando en Su lugar. Él está hablando y actuando a través de nosotros. No es de extrañar que el diablo tiemble y huya.

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