Edificacion

domingo, 14 de marzo de 2010

EL LLAMADO AL LIDERAZGO


Y vino una voz desde el cielo: "Tu eres mi hijo amado; en ti tengo complacencia"

Marcos 1:11

La idea de un "llamado", particularmente de los que se dedican profesionalmente a algún tipo de ministerio, muchas veces es considerado, aun por los cristianos, como algo pasado de moda, impráctico o raro.
En muchos sentidos, este concepto es perjudicial, tanto por el Reino de Dios como para las vidas y carreras individuales. El cristiano reflexivo, especialmente el que considera sumir una posición de liderazgo, necesita saber que Dios tiene un llamado para nuestra vida en su totalidad , incluyendo la carrera. Percibir esto de cualquier otra manera es una negación de la lealtad total que le debemos a Dios como Creador y demuestra falta de comprensión del precio increíble que Jesús pago por nosotros en la cruz. Nos impide vivir una vida completamente integrada en que todas las cosas obran en concordancia para nuestro bien y para la edificación del Reino de Dios.
Es evidente que, al empezar Jesús su ministerio terrenal, su posición de liderazgo tenia que ser refirmada por Dios; la voz del cielo que dijo: "Tu eres mi hijo amado, en ti tengo complacencia" (Marcos 1:11) fue tal aprobación. Tenemos que someter nuestras aspiraciones de liderazgo a Dios y buscar su aprobación. Cuando no lo hacemos, a veces sucede menos de lo que Dios espera. Por ejemplo un profesor muy dotado en la universidad cristiana, llamado para enseñar, fue empujado por sus colegas a aceptar a ser rector de la universidad, con el resultado de que por todos lados hubo conflictos, resentimientos y desencanto. Los dones en un área, como son las habilidades del liderazgo, no son necesariamente transferibles. Dios tiene planes específicos para cada uno de nosotros y debemos hacer todo lo posible por saber cuales son y someternos a ellos.
También es importante entender aunque es bueno buscar el concejo de los demás, en definitiva el llamado es entre usted y Dios. Nunca permita que otra persona determine la voluntad de Dios para su vida. Nadie puede entender el singular llamado de Dios para su vida con la misma claridad que usted. ¡Cuantos pierden muchos años tratando en vano de complacer a otros cuando hubieran podido vivir mas productivamente si hubieran actuado según los designios de Dios! Esto no significa que tenemos que lanzarnos hacia adelante sin estar preparados o sin concejos,pero, a fin de cuentas, como dice Romanos 14, cada uno tiene que rendir cuenta a Dios de si mismo.
Cuando consideramos la posibilidad de aceptar posiciones, especialmente de liderazgo, tenemos que buscar la aprobación de Dios. Puede ser que no escuchemos su voz del cielo con nuestros oídos, pero sabremos que estamos actuando dentro de la voluntad de Dios para nuestra vida. De ello dependerá la calidad de nuestro liderazgo.

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