Edificacion

jueves, 18 de marzo de 2010

Plena Participación


“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente” (Jn 5:19).

Así como el hijo dependía del Padre para la aprobación y autoridad de cualquier acto, la mujer toma acción en armonía con el hombre. El Hijo hace todo lo que ve que el Padre hace y de la misma manera que lo hace. Así que, el propósito de Dios era que la mujer participara plenamente de lo que el hombre hiciera.

“Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis” (Jn 5:20).

“Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida” (Jn 5:21).

Responsabilidad Del Juicio
“Porque el Padre... todo el juicio dio al Hijo” (Jn 5:22). La palabra juicio viene de la raíz griega krino, que significa “decidir (judicialmente); castigar, venganza, juzgar, actuar como abogado”.

Esto ilustra el intento de Dios para que la mujer gobierne en conjunción con el hombre.

La Iglesia es la Novia comprometida de Cristo. Pablo dice: “Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo” (2 Co 11:2). La Novia comprometida (la Iglesia) está asociada con el Novio (Cristo) de la manera en que Dios el Hijo está asociado con Dios el Padre.

“Porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos… Grande es este ministerio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia” (Ef 5:30-32).

Como la novia comprometida de Cristo, los miembros de la Iglesia son llamados a “juzgar los ángeles y a los hombres” y “las cosas de esta vida” (1 Co 6:3).

Este papel femenino dado a la Novia comprometida de Cristo, la Iglesia, es congruente con el propósito original de Dios para que la mujer gobierne o ejerza dominio en conjunción con Adán. La mujer también será revestida de autoridad para ejercer dominio en amorosa armonía con y en sumisión al hombre.

Sumisión Y Obediencia
Pero Adán y Eva pecaron, y Dios le dijo a Eva: “Y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti” (Gn 3:16). Así que, a las mujeres se les dijo que fueran obedientes a sus maridos. Así ha continuado desde los tiempos antiguos hasta los tiempos del Nuevo Testamento cuando el Apóstol Pablo le dijo a las esposas cristianas: “…casadas estén sujetas a sus propios maridos como al Señor” (Ef 5:22).

Pero aún cuando una mujer tenía que obedecer a su marido, eso no quería decir que ella era inferior a él. Significaba que estaba dispuesta a permitir que él dirigiera. De hecho, Pablo llamó a ambos a la sumisión: tanto al esposo como a la esposa cuando dijo: “Someteos unos a otros en el temor de Dios” (Ef 5:21).

En otra carta, Pablo declaró claramente que no hay diferencia de posición en Cristo entre un hombre y una mujer. “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Ga 3:28).

Esto significa que necesitamos entender el papel para la mujer delineado en la Biblia. Es maravilloso y glorioso.

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